Me pasó siempre.
Me pasó siempre desde que mi padre me llevaba a la plaza a jugar. Como yo quedaba tranquila jugando sola, tal vez él no sabía qué mas hacer como padre con una hija como yo, asique decidió oficiar de nexo e interlocutor para que yo me vinculara forzadamente con otras criaturas de mi edad , básicamente por su deseo y no por el mío...
Sin embargo , a medida que fui creciendo, tal vez por supervivencia por lealtad al mandato paterno de intergarme a cualquier costo en esta sociedad, oculté y autonegué toda la vida mi perspectiva particular del mundo. La guardé con llave en algún cajón, simulando que eso no era mio, no existia o no estaba sucediendo.
A pesar de tanta llave, ahora de adulta con ciertas riendas aflojadas, reconozco que yo sigo percibiendo disidentemente el mundo pero ya no me mezclo yo con este mundo. Ya creo saber mejor donde empiezo yo y donde el mundo.
Asique ya no me niego ni oculto mi particular mirada.
La observo, la reconozco, la acepto y hoy la puedo poner en valor. Y sigo con ella caminando tan sola como cuando llegue al planeta, pero con un cachito mas de conciencia y valoración de mi misma, para ahora si, poder compartir-me con quienes realmente encuentre afinidad, alguna que otra vez.